Presentación del libro EMAILS A UNA JOVEN POETA en la Paridera de Cubel

PRESENTACIÓN DE EMAILS A UNA JOVEN POETA EN LA PARIDERA DE CUBEL

 

 
 
 

Este sábado tuve la presentación de libro más original que puede haber hecho nadie, al menos que yo sepa. Fue en Cubel (Zaragoza), un pequeño pueblo de paisaje tranquilo y gente entrañable.

 

El lugar en el que tuvo lugar era una paridera o aprisco donde hace años se recogían y parían las ovejas, hoy exquisitamente decorada como parte de la preciosa casa que mis queridos amigos Eva y Luis Miguel han sabido remodelar con tanto gusto.

 

Y para que todo fuera tan peculiar como el sitio, me prepararon nada menos que un trillo de principios del siglo XX a modo de púlpito para que hablara subida a él. No faltaba ningún detalle. Ni siquiera las flores y las velas que puso Eva y que ayudaron a aumentar la sensación de intimidad.

 

Ha sido una experiencia única que guardaré en mi rincón de “inolvidables”.

 

A todas las personas del pueblo que estuvieron allí, quiero agradeceros de corazón vuestra cálida acogida y el rato que estuvimos charlando. Espero que volvamos a vernos pronto y que la lectura de los libros que llevasteis al menos os haga pasar un buen rato. Me encantará que me comentéis vuestra opinión (http://maenagarcia.com/contacto).

 

A mis queridísimas amigas (Mercedes Rey, Mercedes Oliver, Gloria Albillos y Carlota Velázquez), a la que además de amiga tiene mis mismos apellidos por lo que le toca doble ración (Begoña García), a los mejores anfitriones del mundo y amigos entrañables (Eva y Luis Miguel) y a Ana Mari, mujer que desprende energía positiva por donde pasa, a todos vosotros tengo que agradeceros vuestra colaboración imprescindible en la organización del evento y en que haya sido un fin de semana emocionante y delicioso.

 

Solo me queda dar las gracias redobladas a alguien más: a Ismael, porque al día siguiente me dejó acompañarle un rato en su cosechadora, con lo que disfruté muchísimo recordando sensaciones de mi infancia, pero sobre todo porque mientras recogía la cebada, me contó algo que me ha dado mucho que pensar.

 

Como este año ha hecho demasiado calor y apenas ha llovido, las espigas eran muy pequeñas, se habían secado antes de crecer, pero entre ellas habían brotado tantas hierbas que a cierta distancia me parecía que la cebada estuviera verde. Lo comentamos, le dije que suponía que debía ser una faena lo de los hierbajos y él me contestó: «Es que la cebada ya está muerta y el campo lo que quiere es dar vida».

 

Gracias, Ismael, por esta reflexión tan acertada. Espero que no te importe que la use en algún libro.

 

Un abrazo a todos los que estuvisteis allí. Fue todo un placer.