Del libro EMAILS A UNA JOVEN POETA
Aceptar que todo por el hecho de ser tiene un final implícito y que lo que está vivo ha de morir no es algo para lo que nuestra sociedad nos prepare, cuando en realidad es pura lógica. Deberíamos ver la muerte desde niños como la consecuencia natural de la vida, pero damos más importancia al trayecto que al destino. Esa es nuestra absurda escala de valores.
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Por lo demás, querida mía, sólo puedo aconsejarte que busques entre tus recuerdos aquellos que refugien a tu dolor haciéndolo más soportable y que vuelvas a ellos cada vez que necesites consuelo, pues allí lo encontrarás siempre, ya que lo único capaz de borrarlos es tu propia muerte, ninguna otra.